Neko

Que esta es mi primera verbena sin el sinvergüenza pero con los chiquillos. El Jesusín se puso muy triste acordándose de la Mariló, porque dice que a su madre le gustaban mucho los petardos y que iban juntos al descampado a tirarlos. Así que ya me ves por la tarde, después de dejar el cibrecafé como los chorros y haber repartido las cartas de la población mundial, pues eso, que me pongo y me pierdo, que nos fuímos mi Kevin, mi Mari Carmen y mi Jesusín a tirar petardos. ¡Ay que ver lo carisimas que van las bombetas y todo y todo! Como yo no entiendo mucho, pues el señor del quiosco nos vendió lo que a él le dió la gana y ala, al descampado. Los chillidos que yo pegaba cada vez que el Jesusín o mi Mari Carmen tiraban un trueno, pues se oían más que el trueno. ¡Menos más que a mi Kevin eso de los petardos no le va mucho, y él estuvo dale que te pego con el paquete de bengalas que hacen solo luces muy bonitas! No se había hecho de noche cuando ya habían gastado todas las previsiones que tenían y entonces, nos fuímos a la puerta del cibrecafé que el Rafa organizaba una verbena con dinlloqui de esos que llevan un aparato y tocan todas las músicas. Estuvimos comiendo coca y bailandolas todas con la Pringui, el Migue y, hasta bajó la Justa, su hija y la novia de la hija. Yo le di muchos besos al Jesusín para que viera que no estaba solo, que aunque no estuviera su madre me tenía a mí, que para el caso ya me dice mama y todo.