Neko

Pues el sinvergüenza vino el sábado a buscar a mi Kevin y a mi Mari Carmen. Él se creía que se los llevaba un rato, pero yo le recordé con esta lengua bífidus y visperina que se me ha puesto: - Mira Paco, a ver si te crees que cumples llevándote a los niños un rato. Pues no, así que arreando con los dos, que yo tengo cosas que hacer. Y al Kevin le das este jarabe cada seis horas que tiene una tos que se le van a salir los pulmones por la boca al chiquillo. Ah! y abrígalos bien y que no coman chuches y que se acuesten pronto y nada de irse a jugar a ningún furbolín que se malean. Y al sinvergüenza le dió como una especie de aturdimienta y me dijo: - Algo más. Y yo le dije: - Pues sí. Que el domingo no me los traigas hasta las siete de la tarde que yo no estaré en la casa. Pero el sinvergüenza seguía allí, com cara de pasmarote y va y me dice: -Maru, te lo has pensao lo que te dije. Y yo: Pues no. Creo que no tengo nada que de pensar más que de sacar mi casa adelante. Y el me repitió: -Que lo digo en serio, Maru. Que he cambiao mucho. Que ahora hasta hago la cama y tó. Y yo: Paco, que no quiero hablar ahora. Y el Paco: -Piensátelo un poco Maru, que yo te sigo queriendo como el primer día. Y yo ya no le contesté. Le dí un beso a mi Kevin y otro a mi Mari Carmen y después de decirles que se portaran bien, cerre la puerta y llamé a la Justa por el patio de luces, porque ella tiene a un conocido que cambia las cerraduras, y la Justa me dió la dirección y fuí, y vino y me cambió la cerradura, y como sabe que estoy deseparada, pues me pidió para salir a cenar por la noche y yo, pues le dije que sí y he pasado un segundo güiquín mejor que el primero, pero eso ya lo escribiré mañana que el Rafa me está mirando dándose golpes con la mano en la cara y me está poniendo nerviosa y me he perdido otra vez.