Neko

El día de nochebuena fuí como las locas, pero como las loquitas. Primero vete a buscar la comida que tenía esturreada por la casa de la Pringui y de la Mariló, pero la Mariló no estaba y me tuve que ir corriendo. Luego vete a preparar los pinchos, que estuve hasta las cinco de la tarde dale que te pego. Y después vete para la casa, recoge a mi Kevin que seguía con una alteración de esas malas, que se pone a dar golpecitos en la mesa, venga, venga, venga hasta que le pegas un chillido, aunque la maestra me dijo que eso lo hacía para llamar la atención y que me dirijieraa él con cariño, porque mi Kevin es muy sensible, pero de verdad: quince minutos después del tac, tac, tac, tac, tac, a una lo que le dan ganas es de darle con el mango la cuchara de palo de hacer los calamares. Ya me he perdido. Bueno, a lo que iba, que mi Mari Carmen que es un sol me ayudó a poner la mesa y la mandé a comprar al todo a un euro, que en realidad es más, pero bueno, pues eso, que la mande a comprar velas chiquitillas para poner de adorno, como había visto en una revista. Pues mi Mari Carmen me vino con las velas de esas de las iglesias, de cuando vas a pedirle algo a un santo y me dijo que de las chiquitillas no quedaban, que la de la tienda le dijo que cortara esas a rodajas que daban muy buen resultado. Después de cortar con el cuchillo del pan la vela del santo y ponerlas en la mesa, pusimos, los platos, metimos el vino en la nevera y nos pusimos a esperar a los langostinos, que los traía la Mariló. A las ocho y media con la mesa puesta y la Pringui ya tocando la pandereta con mi Kevin, no había llegado la Mariló, así que me fui en su busca. Justo salía por la puerta cuando la ví llegar como un cherpa con tres paquetes en una mano cinco paquetes en otra y una bolsa en la boca, que creo que era la de los langostinos: que había venido su sinvergüenza y había tenido que llamar a la policía porque se puso farruco y que no salía de la casa a de celebrar la nochebuena con nadie que no fuera él. Y claro. Ay, que me pierdo otra vez. Bueno, que al final conseguimos sentarnos todos en la mesa a comer, a beber y después cada uno cantó un villancico. El de la Pringui fue el mejor. Os lo trascribo: Esta noche es nochegüena y mañana navidá, y en la casa de la Maru lo vamó a selebrá. Y así hasta que llegó el Migue, la Justa, su marido, la niña de la Justa y hasta el Rafa vino con una botella de champán del bueno. Y nos salió el sol, bueno, el día estaba nublado, pero a mi me parecía que estaba el sol con sus rayos todos y fue la persona mas feliz de la galaxia.